Evaluación del estado de conservación del amianto: metodologías clave para diagnosticar, priorizar y gestionar los MCA

La correcta evaluación del estado de conservación del amianto es un paso fundamental en cualquier estrategia de gestión, retirada o control de materiales con amianto instalados. Con la entrada en vigor de nuevas exigencias normativas, la necesidad de disponer de metodologías fiables para diagnosticar la degradación del amianto, valorar su riesgo potencial y priorizar intervenciones se ha vuelto crítica tanto para administraciones públicas como para empresas privadas o particulares.

En este artículo analizamos tres sistemas ampliamente utilizados en España: la reciente metodología publicada para la valoración del riesgo potencial de materiales con amianto instalado, la norma UNE 171370-2:2021, y un protocolo técnico propio, aplicado en ciudades como Barcelona y Badia del Vallès, basado en criterios prácticos y adaptado al entorno urbano real.

Se fundamenta en un modelo de puntuación que integra varias variables, como las características intrínsecas del material, la facilidad con la que el material puede liberar fibras, el entorno que lo rodea y la probabilidad de que las personas estén expuestas. Al asignar una puntuación a cada uno de estos factores y aplicar una fórmula ponderada, se obtiene un resultado que permite clasificar el MCA según el nivel de riesgo, lo que permite priorizar las actividades de retirada.

Esta norma incorpora criterios claros para valorar el estado de conservación del material, incluyendo aspectos como friabilidad, accesibilidad, deterioro superficial, roturas, exposición a agentes atmosféricos o posibilidad de impacto mecánico. Además, diferencia entre inspecciones destinadas al uso y mantenimiento del edificio y las inspecciones preparatorias para demolición o rehabilitación, donde la exhaustividad debe ser máxima.

Su principal fortaleza es la estandarización: permite que los informes sean comparables, verificables y aceptados por administraciones, propietarios y equipos de obra.

En distintos municipios, especialmente en entornos urbanos con un parque edificatorio antiguo, se ha aplicado un protocolo técnico propio que combina algunos criterios que recoge la UNE con criterios más prácticos y adaptados a la realidad local. Este enfoque se ha utilizado en proyectos de evaluación del estado de conservación de fibrcemento en la ciudad de Barcelona ciudad y también en Badia del Vallès, donde era imprescindible integrar información como la antigüedad del edificio, accesibilidad, y condiciones climáticas de la zona.

Además de evaluar el material siguiendo criterios técnicos estándar, se pone un énfasis especial en el análisis del estado real de degradación: fracturas visibles, erosión por exposición meteorológica, vibraciones, humedad persistente, etc. Esto permite una valoración más ajustada a la vida útil real del material y una priorización de actuaciones más eficiente y práctica.

Este tipo de protocolo es ideal para administraciones que necesitan elaborar censos, planificar retiradas progresivas o gestionar grandes volúmenes de edificios con recursos limitados.

La gestión segura del amianto exige un enfoque sólido, transparente y adaptado a cada contexto. Mientras que la nueva metodología del INSST facilita una clasificación objetiva del riesgo, la norma UNE proporciona el marco técnico estandarizado necesario para un diagnóstico riguroso. El protocolo práctico aplicado en ciudades como Barcelona y Badia del Vallès añade la perspectiva realista necesaria para interpretar correctamente el estado de conservación en entornos urbanos diversos.

La combinación de los tres enfoques permite obtener diagnósticos más completos, establecer prioridades claras y desarrollar planes de retirada o control realmente eficaces.